CARTAS
GALANTES
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Sinopsis
Cartas
que comienzan cuando en España aún no existía el divorcio y terminan en una
época en la que las separaciones matrimoniales ya eran un hecho cada vez más
corriente. ¿Qué podía entonces, qué puede romper ahora, esas promesas de
fidelidad llenas de convicción momentánea que se pronuncian en las ceremonias
ante una gran concurrencia? ¿Qué puede resquebrajar esas parejas estables y
bien asentadas que aparentan ser indestructibles, hechas para toda la vida?
¿Es
el quebrantamiento de la fidelidad conyugal una demostración de capacidad para
elegir, para decidir por sí mismo de modo absolutamente independiente? ¿Una
prueba de la existencia de la libertad individual? Posiblemente, contra la
opinión más extendida hoy en día, sea todo lo contrario. Dejarse llevar,
incluso arrastrar, exclusivamente por el instinto, o por las circunstancias,
sea tal vez mucho más una demostración de debilidad, de sumisión, incluso de
sometimiento. Somos, con toda probabilidad, mucho menos libres de lo que
creemos. Pero esto, como todo, hay que explorarlo en cada época, y
circunscribirlo a cada etapa de nuestras vidas.
El
caso de nuestros amantes clandestinos, Mario y Mónica, vehiculizado aquí por su
rico y espléndido intercambio epistolar, es uno de los más comunes: dos de los
cuatro implicados, los hombres, se conocen de toda la vida, así que su cercanía
y el riesgo de ser descubiertos no fue ningún impedimento para colmar doce años
de relaciones eróticas cruzadas.
Como
compensación a la falta de singularidad del romance, los protagonistas nos
desvelan al detalle todos sus sentimientos y vivencias, aportando una
pormenorizada descripción de las etapas por las que va pasando su relación a lo
largo de ese ciclo duodecenal. Que nosotros sepamos,
nadie hasta ahora había realizado una anatomía de lo sucedido entre dos amantes
anónimos con un nivel tan elevado de aproximación descriptiva.
De
nuevo, estas son sus “cartas galantes”, que, como todos los relatos de la
colección Erotismo Fantástico,
requieren de la complicidad del lector para poder gozar en toda su dimensión
los contenidos más apetecibles y terapéuticos que albergan en su interior. La
Letra y la Palabra, aquí, no son otra cosa que potentes palancas para remover
los ánimos del lector más atemperado. Una excusa para aflojar las cadenas menos
evidentes que atan la mente humana a la fría realidad de lo cotidiano.
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